Telefónica, favorita para la nueva subasta de frecuencias
Cuando el pasado 29 de julio finalizó la subasta de frecuencias radioeléctricas para telefonía móvil convocada por el Gobierno, el mercado español asistió a un hecho inédito: los tres grandes operadores móviles (Movistar, Vodafone y Orange) van a disponer a partir de 2015 (cuando estén accesibles todas las frecuencias), de las mismas cantidades de espectro en las bandas más importantes, tanto en la banda de 800 megahercios (Mhz), como en las de 900 Mhz, 1800 Mhz y 2.100 Mhz.
Sin embargo, esta aparente nueva equidad desde el punto de vista competitivo esconde un desequilibrio en función de las cuotas de mercado y el número de clientes de cada uno. Movistar tiene 24 millones de usuarios, Vodafone dispone de 17 millones y Orange, de 12 millones.
Es decir, que las frecuencias de Telefónica están mucho más intensamente utilizadas que las de sus rivales y, previsiblemente, lo estarán aún más en el futuro. Incluso desde el punto de vista de la banda ancha móvil, Telefónica contaba a finales de marzo con 1,4 millones de usuarios de módems USB (los famosos pinchos) frente al millón de Vodafone y 0,7 millones por parte de Orange.
Como la evolución tecnológica llevará a que la mayoría de estos usuarios utilice cada vez más la banda ancha móvil a través de smartphones, es razonable pensar que Telefónica va a estar más necesitada de frecuencias que sus rivales.
Y es por ello que Telefónica aparece, ante los observadores del sector, como el principal favorito para gastar lo que sea necesario para hacerse con los 5 Mhz adicionales en la banda de 900 Mhz que quedaron desiertos en la subasta del pasado julio y que el Gobierno pretende licitar, de nuevo, en octubre.
Ese bloque quedó desierto porque los tres grandes tenían prohibido comprarlo, una norma que impuso el Gobierno con la intención de no permitir que los grandes grupos acaparasen las mejores frecuencias. Pero el pasado lunes, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, aseguró que para la nueva subasta se eliminarán las restricciones impuestas, lo que permitiría que cualquiera de los tres grandes participen.
No es previsible que Vodafone y Orange permitan a Telefónica lograr una ventaja competitiva sin luchar, ya que más espectro se traduce, también, en menos inversión en antenas y más velocidad entregada al usuario. Eso es verdad especialmente en el caso de Orange, una de las ganadoras de la crisis, para la que España es un objetivo estratégico y que tiene una tendencia positiva en nuestro mercado, lo que le podría llevar a apostar más que los demás.
Pero el hecho de que Movistar tenga el doble de clientes y de ingresos que Orange, supone que el espectro vale más para el exmonopolio porque tiene más clientes para aprovecharlo y más mercado que defender, lo que justifica, desde el punto de vista económico, que Telefónica pague más por él que sus rivales.
Fuente: orbyt.es
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