Un estudio español explica por qué seguimos votando a los políticos corruptos hace 9 Años, 3 Meses
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"Los españoles hemos visto con nuestros propios ojos cómo políticos relacionados con tramas de corrupción, de la Gürtel a Filesa pasando por unas cuantas más (que cada cual elija la que mejor se adapte a sus prejuicios) volvían a ser elegidos por los votantes. Una situación aún más peculiar por el hecho de que parece haber un clamor popular contra la corrupción que no parece refrendarse en las urnas: la última encuesta del CIS la sigue señalando como una de las principales preocupaciones de los españoles con un 43,7%, tan sólo superada por el paro.
Como es de esperar, hay un puñado de investigaciones que se preguntan acerca de tal paradoja. Una de las más recientes, y al mismo tiempo de las más elocuentes, es la que realizaron tres profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona, Jordi Muñoz, Eva Anduiza y Aina Gallego, y que fue presentada en una conferencia de la IPSA (International Political Science).
El estudio, llamado ¿Por qué los votantes perdonan a los políticos corruptos? Cinismo, ruido e intercambio implícito, no sólo examina la bibliografía existente para diseñar un interesante marco conceptual sobre la cuestión, sino que también efectúa una encuesta con 1.500 ciudadanos de Cataluña que permite entender mejor la psicología del votante permisivo.
Son muchas las investigaciones que intentan poner la aceptación del corrupto en contexto. Una de las más relevantes en el ámbito español es Las consecuencias electorales de los escándalos de corrupción municipal de la Fundación Alternativas, de Gonzalo Rivero Rodríguez y Pablo Fernández-Vázquez, que llega a una conclusión sencilla, directa y contundente: “Los resultados de nuestra investigación indican que los partidos cuyos alcaldes se ven envueltos en casos de corrupción no se ven penalizados en las urnas”.
Como explicó una investigación realizada en la Universidad de Nueva York, sufrir la corrupción en tu propia piel reduce mucho más las posibilidades de votar por el que la comete que la mera corrupción percibida, algo que es mucho más habitual en las sociedades desarrolladas.
Como señala el estudio realizado en la UAB, los condicionantes que aparecen con más frecuencia en la literatura científica son el partidismo, la información y el contexto. El primer aspecto, el partidismo, fue estudiado por Dimock y Jacobson en un artículo publicado en el Journal of Politics, que señalaba que el daño potencial de un caso de corrupción es mitigado cuando el que lo comete es de los nuestros. Si el caso no está claro y debemos elegir entre bajar o alzar el pulgar, es más probable que hagamos esto último si simpatizamos con el presunto corrupto. Hay que culpar a la disonancia cognitiva de esta lógica: la corrupción siempre es percibida con más fuerza entre los votantes del partido de la oposición que entre los seguidores del partido en el cargo.
Sin embargo, esta situación es atenuada si la población se encuentra debidamente informada, como puso de manifiesto una investigación publicada también en el Journal of Politics, que señalaba que cuanta más información existe sobre corrupción, más se deja notar esta en los resultados de las elecciones (obviamente). Sin embargo, lo que ocurre en muchos casos es que, si se demuestra que el político al que hemos apoyado es un corrupto, simplemente dejamos de votar, lo que explica por qué los actos ilícitos promueven la abstención más que el voto de castigo.
En último lugar, el contexto juega un papel importante. La fortaleza de las instituciones, la juventud de una democracia y la cercanía entre el corrupto y su beneficiado, que favorece el clientelismo, son otros factores importantes. Pero, como señalan los autores en su estudio, estos tres puntos son meros condicionantes que no terminan de explicar la psicología del votante. Para ello, aportan otros tres factores que pusieron a prueba en su investigación.
Si en un país como España, donde las instituciones son fuertes, la democracia está asentada, la población está debidamente informada (supuestamente) y el clientelismo tan sólo afecta a un pequeño porcentaje de la población, se sigue votando a los corruptos, es que algo más ocurre, señalan los investigadores. La respuesta son estos tres mecanismos.
Intercambio explícito. No hace falta que el político corrupto nos haya premiado con un contrato suculento o un maletín lleno de dinero para que pensemos que si es reelegido nos beneficiará. En ocasiones, señala el estudio, estamos dispuestos a pasar por alto determinados actos turbios si consideramos que el resto de cualidades del candidato son lo suficientemente positivas como para compensar su desliz, sobre todo si han sabido garantizar el bienestar de la población.
Ello tiene otro correlato, y es que muchas veces se sospecha que la sustitución del corrupto por el inocente no tiene por qué resultar necesariamente positiva para el desarrollo económico y bienestar de la nación, algo que ya fue sugerido por Rivero y Fernández-Vázquez en su investigación para explicar el caso español. En resumidas cuentas, si el país, la comunidad o el ayuntamiento marchan, la corrupción resulta aceptable. Una visión profundamente pragmática.
Negar la mayor y seguir adelante como si no hubiese pasado nada suele resultar más rentable políticamente que aceptar las acusaciones.
La primera hipótesis, por lo tanto, es que “la posibilidad de apoyar a un político corrupto aumentará significativamente si se considera que tiene una previa experiencia política positiva que lleve el bienestar económico a sus electores”. Según los resultados de la investigación, este factor aumenta la probabilidad de votar a un corrupto en un 14%.
La influencia de la corrupción en nuestro voto depende en un alto grado de la credibilidad de que le demos. Ahí juega un papel importante el partido acusado de actuaciones ilegales: negar la mayor y seguir adelante como si no hubiese pasado nada suele resultar más rentable políticamente que aceptar las acusaciones, puesto que tus seguidores están dispuestos a creerte. De ahí que la segunda hipótesis sea que “la posibilidad de apoyar a un político corrupto aumentará significativamente si el partido político niega los cargos”. Como demostró la investigación, este factor aumenta la probabilidad de votar a un corrupto en un 10%.
Cinismo. Una dura palabra para una triste realidad que bien define parte de la situación política en España en 2015: puede que nuestros políticos sean unos corruptos, pero también lo son los de los partidos adversarios, así que para eso, mejor no cambiar. Una terrible consecuencia del “todos los políticos son iguales” que conduce al inmovilismo y la condescendencia hacia el corrupto. La tercera hipótesis es, por lo tanto, que “es más probable que los votantes apoyen a un candidato corrupto cuando todos los partidos o las alternativas también están afectadas por la corrupción”. Sin embargo, este punto no pudo ser demostrado por la investigación, aunque los autores consideran que no se puede descartar completamente."
www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida...os-corruptos_957479/
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PUSETE75
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Re: Un estudio español explica por qué seguimos votando a los políticos corruptos hace 9 Años, 3 Meses
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Todos sabemos nombres propios que han militado en el PP y en el PSOE en su mayoria en estos dos partidos, personas que han demostrado ser altamente corruptos. Es de esperar que partidos que tienen altos cargos que se demuestran corruptos pierdan votos, como de hecho asi sucede, pero de ahí va un abismo a pretender que eso sea suficiente condición indispensable para que un partido baje mas de un 14% o 15% por poner un limite aproximado, si no hay otro condicionante.
¿Por que motivo no han de bajar mucho mas?
Además de que resulta obvio que otros partidos en España no tienen tantos corruptos como PP y PSOE por la sencilla razón de que estos otros no han alcanzado cuotas de poder similares a los dos primeros. En mi opinión personal este estudio busca tres pies al gato en el sentido de que parte de la base errónea de no distinguir entre los políticos corruptos y los partido en los que militan en un momento dado estos individuos corruptos, ya que no son la misma cosa los militantes que el partido en si mismo y su sentido político que es al que se vota. En definitiva este estupdio tiene visos de que se ha realizado partiendo de una base errónea, por tanto sus conclusiones tenderán a resultados demasiado arbitrarios o erroneos igualmente.
Para muchos votantes en el fondo el corrupto aun perteneciendo a un determinado partido en concreto, no lo reperesenta ya que el corrupto demuestra al ser pillado que se movía sin un rumbo político específico, pudiendo haber pertenecido a cualquier otro partido que le ayudase de forma inconsciente en su objetivo, al moverse por su propio interes de medrar robando de la teta del estado sin importarle en el fondo cualquier otra ética o en este caso politica.
por tanto en general el votante no considera que sigue votando a politicos corruptos una vez estos han sido descubiertos, echados y/o encarelados, sino al partido al que pertenecieron que fue engañado igual que el resto por el corrupto, esto significa claramente que el votante en general considera y en mi humilde opinión no se equivoca que la corrupción al igual que la honestidad es algo inherente al ser humano e independiente de cualquier partido, por tanto los partidos en si mismos pueden ser corruptos o no pero no son responsables en el fondo ni participan de la misma corrupción que nace de la individualidad de determinadas personas que en un momento dada en los partidos militan solo para medrar, y esto es universal y con independencia del partido de que se trate.
Pot otro lado, tanto unos partidos como otros que todavia puede que no afloren sus potenciales corruptos, mientras que no sean capaces de ponerse de acuerdo para establecer leyes que erradiquen lo mas posible la corrupción, en ese sentido son responsables por igual de esta. No vale decir que yo no tengo corruptos en mis filas hay que tener una determinación clara en la lucha contra la corrupción, y esta no es ta ndificil de erradicar, basta con tener la capacidad de auditar por completo a todo aquel ostente en un momento dado cargos de responsabilidad que les permitan acceder a la caja común, en el fondo en ese sentido el estado deberia considerarse como una empresa a lo bestia, y si estas tienen medios para esta cuestión con mayor motivo el estado, de paso se crean nuevos puestos de trabajo útiles, que podran ser asumidos tanto desde el ambito público como desde el privado.
Concluyendo, el hecho de que haya partidos que tengan mas gente corrupta en sus filas que otros, no hace a estos partidos mas corruptos en si mismos sino que se trata una via mas transitada que los corruptos han escogido para lograr sus propositos debido mas probablemete a tratarse de los partidos mas fuertes que les dan mayores posibilidades, el número de corruptos de un partido esta en proporción muy directa a lo poderoso que llegue a ser este en un momento dado, por lo tanto, el volumen de corruptos de un partido y no su corrupción intrínseca es achacable a su poder de atraer inutiles e indeseables (sin descartar a los que una vez en el poder evolucionan hacia la corrupción cuando su teórica potencialidad no erea esa en un principio), cuyo intencion es robar gracias al cargo y que ven mas factible llegar a él perteneciendo a un partido cuya expansión y fuerza les de mas posibilidades, y por tanto si partimos de este razonamiento se puede perdonar al partido no a la persona y segir votando al primero ya que este no es el responsable directo de sus corruptos. y mientras las leyes no mantengan a raya a este tipo de indesables que en la realidad no pertenecen a ningun partido, la corrupción medrará.. La culpa de la corrupción reside en todos los partidos y en las leyes que no permitan auditar a los politicos del modo necesario, o les den privilegios innecesarios, aunque cada vez estas leyes estan cambiendo mas para lograr erradicar cada vez mas la corrupción
Salu2.
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juanmanuc
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Última edición: 09/08/2015 05:19 por juanmanuc.
Nadie comete un error mayor que aquel que no hace nada porqué sólo puede hacer un poco. Edmund Burke
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Re: Un estudio español explica por qué seguimos votando a los políticos corruptos hace 9 Años, 3 Meses
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mi conclusión es que nos falta mucha cultura democrática y nos sobra mucho miedo, miedo que utilizan los de siempre.
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larpeiro
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Que época tan terrible, esta en la que unos idiotas conducen a unos ciegos
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Re: Un estudio español explica por qué seguimos votando a los políticos corruptos hace 9 Años, 3 Meses
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Y No hay nada como unas leyes eficientes y claras para sanear una democracia y evitar que prospere cualquier miedo.
Salu2.
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juanmanuc
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Última edición: 10/08/2015 18:38 por juanmanuc.
Nadie comete un error mayor que aquel que no hace nada porqué sólo puede hacer un poco. Edmund Burke
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Re: Un estudio español explica por qué seguimos votando a los políticos corruptos hace 9 Años, 2 Meses
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PUSETE75 escribió:
"Los españoles hemos visto con nuestros propios ojos cómo políticos relacionados con tramas de corrupción, de la Gürtel a Filesa pasando por unas cuantas más (que cada cual elija la que mejor se adapte a sus prejuicios) volvían a ser elegidos por los votantes. Una situación aún más peculiar por el hecho de que parece haber un clamor popular contra la corrupción que no parece refrendarse en las urnas: la última encuesta del CIS la sigue señalando como una de las principales preocupaciones de los españoles con un 43,7%, tan sólo superada por el paro.
Como es de esperar, hay un puñado de investigaciones que se preguntan acerca de tal paradoja. Una de las más recientes, y al mismo tiempo de las más elocuentes, es la que realizaron tres profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona, Jordi Muñoz, Eva Anduiza y Aina Gallego, y que fue presentada en una conferencia de la IPSA (International Political Science).
El estudio, llamado ¿Por qué los votantes perdonan a los políticos corruptos? Cinismo, ruido e intercambio implícito, no sólo examina la bibliografía existente para diseñar un interesante marco conceptual sobre la cuestión, sino que también efectúa una encuesta con 1.500 ciudadanos de Cataluña que permite entender mejor la psicología del votante permisivo.
Son muchas las investigaciones que intentan poner la aceptación del corrupto en contexto. Una de las más relevantes en el ámbito español es Las consecuencias electorales de los escándalos de corrupción municipal de la Fundación Alternativas, de Gonzalo Rivero Rodríguez y Pablo Fernández-Vázquez, que llega a una conclusión sencilla, directa y contundente: “Los resultados de nuestra investigación indican que los partidos cuyos alcaldes se ven envueltos en casos de corrupción no se ven penalizados en las urnas”.
Como explicó una investigación realizada en la Universidad de Nueva York, sufrir la corrupción en tu propia piel reduce mucho más las posibilidades de votar por el que la comete que la mera corrupción percibida, algo que es mucho más habitual en las sociedades desarrolladas.
Como señala el estudio realizado en la UAB, los condicionantes que aparecen con más frecuencia en la literatura científica son el partidismo, la información y el contexto. El primer aspecto, el partidismo, fue estudiado por Dimock y Jacobson en un artículo publicado en el Journal of Politics, que señalaba que el daño potencial de un caso de corrupción es mitigado cuando el que lo comete es de los nuestros. Si el caso no está claro y debemos elegir entre bajar o alzar el pulgar, es más probable que hagamos esto último si simpatizamos con el presunto corrupto. Hay que culpar a la disonancia cognitiva de esta lógica: la corrupción siempre es percibida con más fuerza entre los votantes del partido de la oposición que entre los seguidores del partido en el cargo.
Sin embargo, esta situación es atenuada si la población se encuentra debidamente informada, como puso de manifiesto una investigación publicada también en el Journal of Politics, que señalaba que cuanta más información existe sobre corrupción, más se deja notar esta en los resultados de las elecciones (obviamente). Sin embargo, lo que ocurre en muchos casos es que, si se demuestra que el político al que hemos apoyado es un corrupto, simplemente dejamos de votar, lo que explica por qué los actos ilícitos promueven la abstención más que el voto de castigo.
En último lugar, el contexto juega un papel importante. La fortaleza de las instituciones, la juventud de una democracia y la cercanía entre el corrupto y su beneficiado, que favorece el clientelismo, son otros factores importantes. Pero, como señalan los autores en su estudio, estos tres puntos son meros condicionantes que no terminan de explicar la psicología del votante. Para ello, aportan otros tres factores que pusieron a prueba en su investigación.
Si en un país como España, donde las instituciones son fuertes, la democracia está asentada, la población está debidamente informada (supuestamente) y el clientelismo tan sólo afecta a un pequeño porcentaje de la población, se sigue votando a los corruptos, es que algo más ocurre, señalan los investigadores. La respuesta son estos tres mecanismos.
Intercambio explícito. No hace falta que el político corrupto nos haya premiado con un contrato suculento o un maletín lleno de dinero para que pensemos que si es reelegido nos beneficiará. En ocasiones, señala el estudio, estamos dispuestos a pasar por alto determinados actos turbios si consideramos que el resto de cualidades del candidato son lo suficientemente positivas como para compensar su desliz, sobre todo si han sabido garantizar el bienestar de la población.
Ello tiene otro correlato, y es que muchas veces se sospecha que la sustitución del corrupto por el inocente no tiene por qué resultar necesariamente positiva para el desarrollo económico y bienestar de la nación, algo que ya fue sugerido por Rivero y Fernández-Vázquez en su investigación para explicar el caso español. En resumidas cuentas, si el país, la comunidad o el ayuntamiento marchan, la corrupción resulta aceptable. Una visión profundamente pragmática.
Negar la mayor y seguir adelante como si no hubiese pasado nada suele resultar más rentable políticamente que aceptar las acusaciones.para conseguir una pareja y ser feliz
La primera hipótesis, por lo tanto, es que “la posibilidad de apoyar a un político corrupto aumentará significativamente si se considera que tiene una previa experiencia política positiva que lleve el bienestar económico a sus electores”. Según los resultados de la investigación, este factor aumenta la probabilidad de votar a un corrupto en un 14%.
La influencia de la corrupción en nuestro voto depende en un alto grado de la credibilidad de que le demos. Ahí juega un papel importante el partido acusado de actuaciones ilegales: negar la mayor y seguir adelante como si no hubiese pasado nada suele resultar más rentable políticamente que aceptar las acusaciones, puesto que tus seguidores están dispuestos a creerte. De ahí que la segunda hipótesis sea que “la posibilidad de apoyar a un político corrupto aumentará significativamente si el partido político niega los cargos”. Como demostró la investigación, este factor aumenta la probabilidad de votar a un corrupto en un 10%.
Cinismo. Una dura palabra para una triste realidad que bien define parte de la situación política en España en 2015: puede que nuestros políticos sean unos corruptos, pero también lo son los de los partidos adversarios, así que para eso, mejor no cambiar. Una terrible consecuencia del “todos los políticos son iguales” que conduce al inmovilismo y la condescendencia hacia el corrupto. La tercera hipótesis es, por lo tanto, que “es más probable que los votantes apoyen a un candidato corrupto cuando todos los partidos o las alternativas también están afectadas por la corrupción”. Sin embargo, este punto no pudo ser demostrado por la investigación, aunque los autores consideran que no se puede descartar completamente."
www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida...os-corruptos_957479/ reconquistar el amor
cultura democratica y siento que la gente se conforma si no es afectada, si se unieran todos seria otro cantar
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Kami
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Última edición: 18/09/2015 15:11 por Kami.
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Re: Un estudio español explica por qué seguimos votando a los políticos corruptos hace 9 Años, 2 Meses
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Kami escribió:
PUSETE75 escribió:
"Los españoles hemos visto con nuestros propios ojos cómo políticos relacionados con tramas de corrupción, de la Gürtel a Filesa pasando por unas cuantas más (que cada cual elija la que mejor se adapte a sus prejuicios) volvían a ser elegidos por los votantes. Una situación aún más peculiar por el hecho de que parece haber un clamor popular contra la corrupción que no parece refrendarse en las urnas: la última encuesta del CIS la sigue señalando como una de las principales preocupaciones de los españoles con un 43,7%, tan sólo superada por el paro.
Como es de esperar, hay un puñado de investigaciones que se preguntan acerca de tal paradoja. Una de las más recientes, y al mismo tiempo de las más elocuentes, es la que realizaron tres profesores de la Universidad Autónoma de Barcelona, Jordi Muñoz, Eva Anduiza y Aina Gallego, y que fue presentada en una conferencia de la IPSA (International Political Science).
El estudio, llamado ¿Por qué los votantes perdonan a los políticos corruptos? Cinismo, ruido e intercambio implícito, no sólo examina la bibliografía existente para diseñar un interesante marco conceptual sobre la cuestión, sino que también efectúa una encuesta con 1.500 ciudadanos de Cataluña que permite entender mejor la psicología del votante permisivo.
Son muchas las investigaciones que intentan poner la aceptación del corrupto en contexto. Una de las más relevantes en el ámbito español es Las consecuencias electorales de los escándalos de corrupción municipal de la Fundación Alternativas, de Gonzalo Rivero Rodríguez y Pablo Fernández-Vázquez, que llega a una conclusión sencilla, directa y contundente: “Los resultados de nuestra investigación indican que los partidos cuyos alcaldes se ven envueltos en casos de corrupción no se ven penalizados en las urnas”.
Como explicó una investigación realizada en la Universidad de Nueva York, sufrir la corrupción en tu propia piel reduce mucho más las posibilidades de votar por el que la comete que la mera corrupción percibida, algo que es mucho más habitual en las sociedades desarrolladas.
Como señala el estudio realizado en la UAB, los condicionantes que aparecen con más frecuencia en la literatura científica son el partidismo, la información y el contexto. El primer aspecto, el partidismo, fue estudiado por Dimock y Jacobson en un artículo publicado en el Journal of Politics, que señalaba que el daño potencial de un caso de corrupción es mitigado cuando el que lo comete es de los nuestros. Si el caso no está claro y debemos elegir entre bajar o alzar el pulgar, es más probable que hagamos esto último si simpatizamos con el presunto corrupto. Hay que culpar a la disonancia cognitiva de esta lógica: la corrupción siempre es percibida con más fuerza entre los votantes del partido de la oposición que entre los seguidores del partido en el cargo.
Sin embargo, esta situación es atenuada si la población se encuentra debidamente informada, como puso de manifiesto una investigación publicada también en el Journal of Politics, que señalaba que cuanta más información existe sobre corrupción, más se deja notar esta en los resultados de las elecciones (obviamente). Sin embargo, lo que ocurre en muchos casos es que, si se demuestra que el político al que hemos apoyado es un corrupto, simplemente dejamos de votar, lo que explica por qué los actos ilícitos promueven la abstención más que el voto de castigo.
En último lugar, el contexto juega un papel importante. La fortaleza de las instituciones, la juventud de una democracia y la cercanía entre el corrupto y su beneficiado, que favorece el clientelismo, son otros factores importantes. Pero, como señalan los autores en su estudio, estos tres puntos son meros condicionantes que no terminan de explicar la psicología del votante. Para ello, aportan otros tres factores que pusieron a prueba en su investigación.
Si en un país como España, donde las instituciones son fuertes, la democracia está asentada, la población está debidamente informada (supuestamente) y el clientelismo tan sólo afecta a un pequeño porcentaje de la población, se sigue votando a los corruptos, es que algo más ocurre, señalan los investigadores. La respuesta son estos tres mecanismos.
Intercambio explícito. No hace falta que el político corrupto nos haya premiado con un contrato suculento o un maletín lleno de dinero para que pensemos que si es reelegido nos beneficiará. En ocasiones, señala el estudio, estamos dispuestos a pasar por alto determinados actos turbios si consideramos que el resto de cualidades del candidato son lo suficientemente positivas como para compensar su desliz, sobre todo si han sabido garantizar el bienestar de la población.
Ello tiene otro correlato, y es que muchas veces se sospecha que la sustitución del corrupto por el inocente no tiene por qué resultar necesariamente positiva para el desarrollo económico y bienestar de la nación, algo que ya fue sugerido por Rivero y Fernández-Vázquez en su investigación para explicar el caso español. En resumidas cuentas, si el país, la comunidad o el ayuntamiento marchan, la corrupción resulta aceptable. Una visión profundamente pragmática.
Negar la mayor y seguir adelante como si no hubiese pasado nada suele resultar más rentable políticamente que aceptar las acusaciones.
La primera hipótesis, por lo tanto, es que “la posibilidad de apoyar a un político corrupto aumentará significativamente si se considera que tiene una previa experiencia política positiva que lleve el bienestar económico a sus electores”. Según los resultados de la investigación, este factor aumenta la probabilidad de votar a un corrupto en un 14%.
La influencia de la corrupción en nuestro voto depende en un alto grado de la credibilidad de que le demos. Ahí juega un papel importante el partido acusado de actuaciones ilegales: negar la mayor y seguir adelante como si no hubiese pasado nada suele resultar más rentable políticamente que aceptar las acusaciones, puesto que tus seguidores están dispuestos a creerte. De ahí que la segunda hipótesis sea que “la posibilidad de apoyar a un político corrupto aumentará significativamente si el partido político niega los cargos”. Como demostró la investigación, este factor aumenta la probabilidad de votar a un corrupto en un 10%.
Cinismo. Una dura palabra para una triste realidad que bien define parte de la situación política en España en 2015: puede que nuestros políticos sean unos corruptos, pero también lo son los de los partidos adversarios, así que para eso, mejor no cambiar. Una terrible consecuencia del “todos los políticos son iguales” que conduce al inmovilismo y la condescendencia hacia el corrupto. La tercera hipótesis es, por lo tanto, que “es más probable que los votantes apoyen a un candidato corrupto cuando todos los partidos o las alternativas también están afectadas por la corrupción”. Sin embargo, este punto no pudo ser demostrado por la investigación, aunque los autores consideran que no se puede descartar completamente."
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cultura democratica y siento que la gente se conforma si no es afectada, si se unieran todos seria otro cantar
La memoria que tenemos es de pez y la falta de alternativas reales.
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BCE
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