Aunque seguro que muchos ya la leísteis hace tiempo, pongo una carta en tono de humor sobre una realidad de nuestro tiempo y país...
Querida Idoia:
No soy capaz de esperar tu vuelta para decírtelo: ¡Nos han concedido una VPO de 30 m2! Nos casamos, Idoia, ¡nos casamos!
Te confieso que no es el piso en sí lo que me tiene loco, sino el pensar en compartirlo contigo.
He conseguido un plano y aquí me tienes, regla en mano haciendo cálculos. Mi madre dice que es pequeño, ya sabes cómo son las mujeres de antes, y ella tiene hasta máquina de coser. Sé que espacio no nos va a sobrar, pero con ideas tampoco nos faltará.
No compraremos la cama de Ikea. De 1,80, por más que mido, no cabe. Pero, pensándolo bien, la de 1,05 es más íntima, sé que a la larga un camón de 1,80 nos distanciaría...
Tampoco entra el piano, tu hermano me lo ha medido y nos faltan 18 centímetros. Pero, en cambio, en ese espacio encaja ideal el ordenador. Claro que sin piano no puedes dar las clases y ya contábamos con ellas para vivir, pero he pensado que puedes seguir dándolas en casa de tus padres. Seguro que ellos, encantados de poder verte cada día.
Por cierto, tampoco encuentro lugar para todo ese tocho de temario de tus oposiciones, porque, aunque había pensado que podías estudiar en la mesa del comedor, no puede ser. He elegido una abatible para que nos quepa el sofá, y si dejamos la mesa todo el día, no podemos sentarnos. Así que también tendrás que estudiar en tu casa. Será por poco tiempo, porque seguro que la oposición la sacas a la primera.
Yo dejaré en la mía los trastos de esquíar, las raquetas y los libros, porque, aunque pensé en hacer un cajón-bajo-cama que explicaron en Bricomanía, he desistido. Caber, cabe, pero no se puede sacar, porque por un lado se lo impide la pared y por el otro, el armario.
En cuanto a hijos, si el cielo nos bendice con alguno, tengo la solución: ayer medí el recién nacido de mi hermana y tiene 50 centímetros escasos. Una cuna proporcionada nos cabe junto al sofá, si quitámos la lámpara de pie y ponemos un aplique. Y, cuando descolguemos la mesa para comer, llevamos al niño a la ducha, que es un espacio desaprovechado porque sólo se usa unos minutos al día.
Lo que traeremos es el reloj de pared de tu abuelo, ya que, aunque no anda, le tienes cariño. Le he encontrado un sitio genial junto a la puerta de entrada. Le quitaremos el péndulo y utilizaremos el hueco como librería. He calculado que con una balda a media altura caben holgadamente diez libros y veinte CDs. ¿Ves cómo todo es cuestión de ideas? Selecciona nueve de entre tus libros. Yo me llevaré el Ulises de Joyce que lo he empezado veinte o treinta veces y nunca lo termino. Con él sé que tengo lectura para años.
¿A que hemos nacido con suerte? Nos queremos, nos vamos a casar y sobre todo... tenemos piso, Idoia, ¡tenemos piso!
Ven pronto.
Te quiere, Juanjo.