La Presidenta de la entidad, que considera que la política de dividendos 'es buena para los accionistas', parece olvidarse y obviar en todo un ejercicio de tomadura de pelo que se rebajado en un 66% el dividendo para los accionistas, muchos de ellos víctimas de canjes forzosos por el irresuelto fraude de 'Valores Santander'.
La Asociación, que ha llevado la defensa y representación de cientos de pequeños accionistas los cuales han delegado su voto en la asociación, ha recordado al banco que aún no se aprecia el giro anunciado por Ana P. Botín en la última Junta de Accionistas ni en la relación del banco con sus clientes y consumidores, ni tampoco en el trato a los pequeños accionistas.
ADICAE ha vuelto a instar al Consejo de Administración a que no vuelva a cometer errores del pasado respecto de la facultad de este para emitir todo tipo de instrumentos financieros.
Tras la Junta de Accionistas del septiembre pasado en la que la Sra. Botín anunció un giro en las relaciones con clientes, accionistas y consumidores, el representante de ADICAE ha señalado que la entidad nuevamente “ha vuelto a las andadas en las prácticas heredadas, a su capricho y antojo, y ha demostrado que el presunto giro hacia un servicio más transparente y justo, no era sino un farsa al más puro estilo del marketing”.
La Presidenta del Banco Santander ha eludido toda responsabilidad del Banco tanto para el caso de los afectados por ‘Valores Santander’ como por las hipotecas abusivas de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), financiera del grupo Banco Santander.
Como ha señalado Javier Contreras, de ADICAE, “la entidad justifica con vaguedades y no logra convencer de su presunta argumentación de lo beneficioso para los accionistas de su nueva política de dividendos”, que en términos finales ha supuesto una reducción del 66% en el dividendo y del 8% al 3% del beneficio por acción. También ha sido objeto de crítica y petición de aclaración respecto la reelección de la compañía Deloitte como auditora, la misma que auditó las cuentas de Bankia en su salida a Bolsa, y las perjudiciales consecuencias para los pequeños accionistas de la macro-ampliación de capital, que diluye el valor teórico de la acción y que les priva de sus derechos de suscripción preferente, en un claro trato de favor a los grandes accionistas.
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