Vale, es un auténtico rollo. Pero acabamos cayendo en él. En navidades, toca extra de comidas y de regalos. Si me apuráis, hasta de ropa.
Hace doce años, pensando que cabía la posibilidad de que no pudiera realizar las compras en diciembre, las adelanté a noviembre. Y descubrí cuánto se ahorra, y lo cómodo que resulta comprar sin villancicos que te taladren el cerebro ni familias completas que te empujen.
Como cada año desde entonces, ya he empezado. Confío acabar antes de que termine el mes.
Algunas de las ventajas del método están aquí:
blog.zonaregalo.com/2011/11/10/las-venta...s-compras-navidenas/