El record histórico en las cifras de parados durante el mes pasado viene a corroborar, que hay ser ciegos para no darse cuenta, que esta lacra, es consecuencia de generar excedentes de mano de obra: en el campo, donde antes faenaban 1.000 jornaleros gracias a la mecanización trabajan 20. La crisis de la construcción, donde se tardaban 2 años en levantar un edificio con 100 obreros, ahora se tardan 2 meses con 10 trabajadores. En 5 años hemos construido lo de 25…
Se olvida que el progreso esta para generar bienestar, no crecimiento infinito de la riqueza en manos de pocos. El progreso que nos venden, ve como una deformidad el aumento del tiempo libre: la reducción de los horarios laborales y el aumento del tiempo para las actividades creativas y la conversión del trabajo en arte… Por temor a desmantelar y sustituir una economía para hacer más ricos a los ricos, obtenida sobre la plusvalía o beneficio que genera el trabajador. Por otra, ve un ataque a la libre empresa, el reparto equitativo de beneficios entre todos los que participan del proceso productivo.
Con la esperanza, que tras la cansina repetición del mantra “para salir de la crisis hay que crear empleo” políticos, sindicatos, patronal y banca esperan que todo continúe como antes de la crisis. A fin de evitar un cambio en el modelo del crecimiento económico infinito, mantenido sobre el pedestal de la carrera de la competitividad, que deja en la pista a millones perdedores: cierre de empresas, más parados y desahuciados… A los que acusan de no estar preparados para competir. A fin, de que se culpabilicen por no estar a la altura, de no esforzarse en conseguir un empleo, no estar formados, no saber aprovechar las oportunidades. Y cuanto mas se culpabilicen los pobres, mas poder otorgaran a sus verdugos ricos.
De modo que la extrema cobardía y mezquindad de los agentes políticos y económicos para elaborar formulas económicas diferentes, destinadas a la colaboración y no a la competitividad entre países y personas, los tiene paralizados por temor a salir desplazados en la foto de “la cordura económica”. Al igual, que en las tan criticadas economías totalitarias.
Incapaces de modificar su discurso por un simple “Para salir de la crisis: repartir el empleo y los beneficios”. Sin valor para aceptar que el trabajo solo es el medio para conseguir el fin, no el fin.
Como explotado aconsejo a otros explotados, no traigamos más hijos futuros parados. No votemos más a quienes en su labor de liberarnos, nos culpabilizan. Démonos de baja de todas las religiones que permiten que unos creyentes se hagan ricos a costa de otros creyentes. Y pongamos en marcha nuestra creatividad o nuestra comunión con Dios, para que nadie nos trate como si fuéramos seres inferiores.
Un obrero de iglesia pobre.