Los precios de la materia prima con la que se elaboran los carburantes han emprendido durante este verano una caída pronunciada y continua, que los ha colocado en mínimos de hace año y medio. Sin embargo, la gasolina y el diésel siguen circulando muy por encima de lo razonable, un 40% más caros de lo que estaban hace cinco años.
Si la evolución de los precios de las gasolinas dependiese del precio del petróleo lo que es normal en cualquier otro sector económico, deberían haber bajado un 10% desde el pasado mes de junio, lo que implicaría que cotizarían por debajo de los 1,2 euros el litro tanto la 95 como el gasóleo diésel. Así se deduce de la evolución de los precios del crudo que, en los últimos tres meses, ha caído un 10%, por debajo de los 100 dólares el barril tanto el Brent como el petróleo OPEP.
Sin embargo, lejos de ello, la gasolina en España sigue circulando por la senda del precio abusivo para los consumidores y completamente ajeno a la materia prima. Por encima de los 1,4 euros el litro de gasolina, rozando los 1,32 euros el de gasoil. A pesar de los mensajes optimistas sobre el descenso del precio de la gasolina en agosto, rápidamente amplificados por los medios de comunicación, la realidad es que los carburantes siguen en máximos históricos, y sin visos de bajada real.
El mes de septiembre ya ha recuperado esas mínimas bajadas que se registraron durante el puente vacacional de agosto; la táctica parece estar siendo convertir el precio de los carburantes en una especie de ruleta rusa tendente a buscar el titular televisivo favorable a los intereses de las empresas cuando la gasolina baja, para rápidamente subir los precios a los pocos días. El nivel de 1,4 euros el litro en gasolinas y 1,3 euros el litro de diésel, inalcanzado en toda la historia, es absolutamente abusivo para los consumidores en una situación de merma de ingresos como la que sufren.
Entre los años 2005 y 2006, los consumidores nos escandalizamos porque el precio del litro de gasolina había superado el euro, mientras que el de diésel lo rondaba, por encima de los 90 céntimos. Pues bien, tras ocho largos años y una crisis económica de por medio, se puede decir que aún tendríamos que estar agradecidos por esos precios; el mercado de los carburantes está absolutamente instalado en el abuso, y los consumidores pagamos un 40% más por llenar los depósitos respecto al año 2009.
Desde que el pasado mes de julio de 2013 la CNMC abriese expediente sancionador a las grandes petroleras por prácticas oligárquicas que mantienen el precio de las gasolinas artificialmente alto, ha pasado ya más de un año en el que se está detectando una compleja trama de difícil esclarecimiento. De momento, el expediente ya se ha ampliado a varios operadores. Competencia ha venido observando indicios racionales de la existencia de conductas prohibidas que consistirían en la coordinación en materia de precios entre las comercializadoras para mantener los precios artificialmente elevados.
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