España es el segundo país de la Unión Europea, sólo por detrás de Chipre, en el que los precios a la hora de contratar banda ancha para internet son más caros, entre los 40 y los 60 euros mensuales. Así lo reflejan varios estudios de la UE que confirman que el internet en Francia o Alemania puede ser hasta un 50% más barato.
Los 400 millones de usuarios de Internet europeos están expuestos a una "lotería geográfica" en lo que respecta al precio, la velocidad y la oferta de servicios de banda ancha, según la Unión Europea. Cuatro estudios publicados por la institución revelan que en los mercados de la banda ancha de la UE prácticamente no existen pautas ni hay coherencia.
Pero la conclusión fundamental de estos informes confirma que los precios de las conexiones más comunes de banda ancha pueden llegar a ser hasta cuatro veces más altos en algunos estados miembros, incluso tomando en consideración las correspondientes correcciones según poder adquisitivo. Y España sale muy mal parada en este ranking, nuevamente. El informe revela que los precios mínimos en la categoría de 12 a 30 megas por segundo (Mbps) de banda ancha fija, la que contrata la mayoría de los europeos, oscilan entre 10 y 46 euros al mes, dependiendo de dónde se viva, y pueden alcanzar un máximo de hasta 140 euros al mes.
El servicio de banda ancha más barato se publicita en Lituania (a partir de 10,30 euros), Rumanía (a partir de 11,20 euros) y Letonia (a partir de 14,60 euros); sin embargo, la oferta 'barata' puede ascender hasta los 46,20 euros en Chipre, seguido de cerca por España (38,70 euros) e Irlanda (31,40 euros). Esto es, España tiene la segunda tarifa plana más cara de toda Europa, en otro ranking en el que sale 'victoriosa' en abusar de los consumidores, como la luz o las gasolinas.
Sobre velocidad de conexión, los estudios señalan que el 66 % de los ciudadanos no sabe qué velocidad de Internet ha contratado. Y que, a la postre, los consumidores solo obtienen, como promedio, el 75 % de la banda ancha que han contratado, una cifra que aún es menor en España, apenas el 65%, porque todavía predomina el ADSL, conexión que en la práctica supone menor velocidad de la contratada.
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