El Ministerio Fiscal pregunta a Correa cómo logró entrar a trabajar para el PP, y este sostiene que en 1993 montó una agencia para celebrar convenciones y otros actos y que, lógicamente, se dirigió a los dos principales partidos del país, PSOE y PP, aunque, por lo que dice, con poco éxito. “Con el Partido Socialista no fue posible, porque trabajan con la empresa Dogma, y el PP con una agencia de Castilla y León…”
Hasta que recibe una buena ‘recomendación’. “Les mandé una oferta dado que conocía a Elvira, la hermana del presidente… Me dijo 'manda una oferta y tal', y bueno mandé una oferta de trabajo a nivel de agencias de viajes, a nivel de organización de congresos y tal, y empezamos poco a poco a trabajar con el Partido Popular e iniciamos una nueva etapa con ellos trabajando a nivel de agencia de viajes, nos pedían billetes de viajes…y a nosotros nos empezaron a pedir poco a poco…”
En la misma declaración Correa admite que trabajó para él quien fuera director del gabinete de Aznar y su secretario personal, Antonio Cámara. El jefe de la trama corrupta admite que era Blanco –inspector fiscal de carrera y expresidente de Repsol por decisión del propio Aznar en la etapa en la petrolera de Alfonso Cortina, íntimo de Rato– el que creaba las empresas y era el cerebro fiscal de la trama.
En otra declaración de Correa, el jefe de la Gürtel no tiene reparo alguno en contestar al juez que, según su versión, fue Alejandro Agag quien pidió personalmente a Correa que liberara a su número dos, Álvaro Pérez ('el Bigotes') para los actos y atención de imagen de la entonces esposa del presidente del Gobierno. Y sentencia Correa: “Ana Botella se enamoró, desde el punto de vista profesional, claro, de Álvaro… Le necesitaba”.
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