Las dos mayores agencias de calificación del mundo, Standard & Poor's y Moody's, dieron ayer un baño de realidad al sector financiero español después de una avalancha de buenas noticias -los test de estrés, la reducción de los diferenciales, múltiples declaraciones sobre su fortaleza- que parecían dar a entender que lo peor de la crisis ha terminado. De eso nada, según las agencias, que recuerdan que el sector afronta tiempos todavía más difíciles. S&P eleva las estimaciones de pérdidas por morosidad, derivadas fundamentalmente del crédito promotor. Y Moody's señala que, a pesar de las fusiones y de la relajación de los mercados, los inversores siguen huyendo de la palabra "caja" como de la bicha.
Lo más llamativo del durísimo informe emitido ayer por S&P es que considera que los activos problemáticos totales, entendidos como la suma de los créditos morosos, los refinanciados y los activos adquiridos por las entidades se sitúa entre el 10% y el 20% del total del crédito concedido por el sistema (excluyendo Santander y BBVA). Esta cifra da una idea de la magnitud de los problemas de la banca, aunque no significa que vaya a traducirse en pérdidas, máxime cuando las entidades tienen dotadas importantes provisiones para hacer frente al deterioro de los activos.
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cotizalia