Al rebufo del mes de agosto, en sus 3 Consejos de Ministros celebrados, Mariano ha tenido a bien dar su visto bueno a 13 nuevos nombramientos de Altos Cargos con rango y retribuciones acordes a sus nuevas funciones.
Entre los agraciados los ha habido de todo tipo y condición. Desde militares que ascienden en su escalafón para pasar a formar parte de la cúpula de las FFAA, varios embajadores para ocupar destinos variopintos y en ocasiones pintorescos, un par de Directores de Parques Nacionales y, por último, dos mujeres.
La primera se llama Beatriz Méndez de Vigo Montojo y ha sido elegida para dirigir la Secretaria General del Centro Nacional de Inteligencia.
La segunda es Patricia García Escudero Márquez y desde el pasado viernes es la nueva Directora de la Oficina Española de Patentes y Marcas.
Ambas tienen en común que pertenecen a familias de rancio abolengo.
Una es hija de Iñígo Méndez de Vigo y del Arco y de Paloma Montojo e Icaza, II condesa de Areny, siendo su abuela materna la escritora Carmen de Icaza, VIII baronesa de Claret, Por línea paterna, es descendiente directa del marqués de Cubas. Por el lado materno tiene por antepasado al marqués de Esquilache, ministro de Carlos III depuesto tras el motín de Esquilache.
La segunda , por su parte, es la 5 hija de los 10 que nacieron del matrimonio formado por Felipe García-Escudero y Torroba, III conde de Badarán, y de Eloísa Márquez y Cano.
También les une, además, el hecho de que tanto una como otra tienen a dos de sus nobles hermanos ocupando puestos de alta responsabilidad institucional y política gracias a la generosidad del mismo benefactor que ha nombrado a las dos. Es decir, Mariano.
Uno es el actual Presidente del Senado, Pío García Escudero, IV Conde de Badarán y el otro, Iñigo Méndez de Vigo, Secretario de Estado para la Unión Europea y IX Barón de Claret.
Con estos dos nuevos nombramientos, desde diciembre del pasado año, la lista de hermanos de sangre que han sido favorecidos con su nombramiento en el BOE continúa creciendo a un ritmo sorprendente que atenta claramente contra toda lógica basada en un cálculo de probabilidades del que formen parte el conjunto de potenciales candidatos a ocupar estos puestos.