Un estudio de la consultora Good Technology ha puesto números a algo que todos hemos descubierto en nuestras carnes (y horarios): con la llegada de internet y la telefonía móvil, se ha acabado la distinción entre descanso y trabajo. Ahora, todo es trabajo. Súmese a ello la crisis desatada en 2007, y en la que Europa todavía sigue sepultada, y la consecuencia es que no trabajamos para vivir, sino que vivimos para trabajar.
Según el sondeo, realizado entre 1.000 personas, el 80% de los estadounidenses siguen trabajando después de dejar la oficina. En promedio, trabajan siete horas más desde casa, lo que significa que, en la práctica, su semana laboral es de seis días. Eso son unas 364 horas al año, lo que significa unos 52 días de trabajo más.
Fuente:
elmundo.es