La energía se ha convertido en uno de los temas más importantes del consumo en los últimos años. El aumento de las facturas, las malas prácticas de las empresas y los constantes abusos lo han convertido en uno de los sectores que más reclamaciones genera y el que más quebraderos de cabeza causa en los consumidores.
En 2006, entre electricidad, gas y telecomunicaciones, cada hogar español gastaba 1.633 euros, mientras que a finales en 2013 este gasto se elevó a 1.953 euros. Un aumento de un 20% entre 2006 y 2013 en términos absolutos, que implica un sobre esfuerzo en algunos casos insostenible para muchas familias.Este aumento en el importe de las facturas en suministros significa que, de media, cada familia en España tiene que destinar 163 euros mensuales para pagarlas, frente a los 136 que eran necesarios en 2006. Veintisiete euros más todos los meses que, en muchos casos, se conjugan con una merma de ingresos consecuencia de la crisis económica que ha llevado a que los hogares españoles dispongan, de media, de un 10% menos de renta disponible desde 2008.
¿Qué puede hacer el consumidor ante esta situación? En su mano está seguir unos sencillos trucos para intentar ahorrar en su factura eléctrica y reducir el consumo:
Revisar la potencia eléctrica que se tiene contratada. Una vivienda estándar con dos adultos y dos niños tiene suficiente con 3,3 kw; si se tiene aire acondicionado, la potencia necesaria asciende al 4,4 kw. Elegir un término de la potencia adecuado puede rebajar un 30% el recibo de la luz y es en este aspecto donde podemos disminuir considerablemente el recibo eléctrico.
Si se tiene contratada la tarifa regulada con discriminación horaria (PVCP), evitar las horas más caras: de 7:00 a 9:00 de la mañana y de 20:00 a 22:00 de la noche.
Evitar tener varios electrodomésticos encendidos a la vez. Si se tienen varios electrodomésticos enchufados y en uso, se corre el peligro de sobrepasar la potencia contratada.
Huir de las ‘sanguijuelas’ eléctricas: termos, vitrocerámicas, calentadores o aires acondicionados son el tipo de aparatos eléctricos que consumen mucha electricidad.
Controlar la temperatura del hogar. En invierno, procurar que la temperatura de la calefacción no supere los 21º, manteniéndola encendida un máximo de 8 horas o de 6 si el aislamiento de la vivienda es de alta calidad. Además, se pueden usar acumuladores de funcionamiento nocturno con tarifa de discriminación horaria. En verano, se recomiendano poner el aire acondicionado por debajo de los 26º, sustituyéndolo a ser posible por un sistema de corriente de aire o ventilación natural.
Cuando no se use un electrodoméstico, desenchufarlo. Dejarlo en ‘standby’ o en pausa significa que seguirá gastando.
Programar el frigorífico según la carga y la temperatura ambiente. Además, intentar mantener la puerta abierta el menor tiempo posible y descongelar el congelador periódicamente; el hielo que se acumula hace que se consuma más energía.
Llenar completamente la lavadora y el lavavajillas y usar programas con la menor temperatura posible.
Aprovechar el calor residual de la vitrocerámica o el horno.
Bajar el brillo del monitor de ordenadores y televisores o usarlos en modo ahorro de energía.
Usar bombillas de bajo consumo y tratar de reducir el número de luces encendidas simultáneamente.
Más información:
blog.adicae.net/consumidores-2014/2014/1...a-factura-de-la-luz/